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Cuando
lo que antes nos causó asombró se vuelve fastidio; cuando dejamos de cantar a gritos
y preferimos las reservas; cuando el azúcar nos empalaga; cuando los sueños gozosos
causan dolor, dejamos de ver los detalles. Esos que antes amamos. Que lo
hicieron especial.
Ella
dejó de ver las palomas. Después de recorrer todos los días las mismas
estaciones del metro, sólo veía gente. Ruido; empujones; ruido; sueño; ruido;
bamboleos del metro. ¡Apuesto a que tú también has dejado de ver las palomas! Sí, esas que viven en el
metro, en las estaciones al aire. Mira, fíjate
bien. En cada esquina de los esqueletos de acero del metro, están sus nidos.
Todos
los días, con el alba, salen a buscar alimento para sus crías. No hay una cifra
exacta de su desarrollo en la Ciudad, pero son varias las páginas y las notas
en portales de noticias, que afirman que son una plaga y un peligro para la
urbanidad.
En
Las palomas, dañinas para los monumentos y la salud pública, nota de La
Jornada escrita en 2004, les achacan dos males: estropear estructuras y
órganos. Dicen que con sus excremento
“ensucian
las fachadas y anulan cualquier tipo de limpieza que se realice sobre los
monumentos, dificultando su adecuada conservación”.
Y
con respecto a los problemas de salud, “entre las enfermedades transmitidas a
las personas por las palomas está la fiebre del Nilo, cuya sintomatología va
desde una fiebre hasta una encefalitis. Otra enfermedad es la clamidiosis aviar; el hombre contrae la
infección de las palomas por las vías respiratorias”.
¿También
dejaste de ver a las palomas?
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Sin
duda, hay muchas cosas que no sólo dejamos de observar, sino de sentir. Y una
de ellas, es el libro. En esos textos, hay muchísimas palomas; detalles que
ignoramos (por gusto o no), pero que están ahí.
Antes
de mirar con lupa esos rasgos, hay que tener en cuenta algunas
especificaciones:
-
Se llama caja, caja de composición o mancha, al espacio que ocupa la una página tipográfica sin los márgenes; es
decir, la parte impresa que vemos en una hoja, ese conjunto de oraciones que de
lejos parece un cuadrado de letras.
-
Como todo en la ciencia, mancha también
se mide en una unidad específica: en pícas
o cíceros.
-
El texto de caja, debe ocupar entre 75% y 85% del ancho de la
página.
Y
ahora sí, ¡observemos aves!
-
Una cornisa es esa oración que se
suele repetir en la parte superior de
una página. Puede ser el título de la obra, el nombre del autor, la
denominación de un capítulo o de un apartado.
-El
folio es el número progresivo que
lleva cada página del libro. Pueden colocarse arriba o debajo de la mancha. Si
contemplas un poco más, te podrás dar cuenta que algunas veces las introducciones
y los prólogos, están foliados en números romanos, diferentes al resto de las
páginas. Esto es porque ese texto se entrega aparte, generalmente, cuando la obra está más o menos avanzada.
También se hace para distinguirlos
dentro de la obra. ¡Y mira! Los
folios se hacen dos puntos menos, en cuanto al ancho y alto,
que el resto de las letras de la obra.
-
Existen cuatro márgenes en una
página: 1) el superior o de cabeza; 2) el inferior, de pie o falda; 3) el
exterior o de corte; 4) el interior, de lomo o medianil. Los márgenes de corte
y lomo también reciben el nombre de costados. Los márgenes no se determinan a
capricho, sino obedeciendo normas que combinan la estética con la
funcionalidad.
La primera regla es que el margen de
corte debe ser el doble que el margen de
medianil; y el margen de pie, también es
el doble que el de la cabeza.
La
segunda regla es que margen interior debe aumentarse si el libro es voluminoso,
pues al abrirlo se forma una curva que ocultará lo impreso en el centro.
-Se
le llama colgado o descolgado al
blanco (espacio en blanco) que suele
dejarse en los principios de los capítulos y divisiones mayores. Es importante
tener en cuenta los colgados porque parte de la calidad estética de un libro se
consigue con una combinación adecuada de manchas
y blancos.
-La
sangría es el blanco con que empieza
la primera línea de algunos párrafos.
-
Una prosa o set, es el espacio que
existe entre las palabras. Debe ser regular, pues resulta antiestético que sea
excesivo. Nota que los espacios suelen ser de un cuadratín; el cuadratín equivale a 1.5 puntos en texto.
-
Toma tu libro y advierte que existen tres clases de párrafos: normal, francés y moderno. El normal es aquella que usamos en la escritura común y consiste en un
bloque de líneas, de las cuales, la primera sangra (o se le pone sangría). En
el estilo francés , se sangran todas
las líneas menos la primeras; se usa, por lo general, en bibliografía, índices
especiales, glosarios, enumeraciones y
cuadros. El moderno, que se
presta para citas, epígrafes, sumarios y textos similares, es el párrafo sin sangría. También se le
conoce como americano.
-
Una interlínea, es ese que se coloca entre dos líneas para separarlas. Su función es abrir la escritura, por lo que
aumenta la proporción de blanco con respecto al negro de la tinta. También se
le conoce como luz.
-Si
tienes hambre recuerda a los filetes
que son rayas de grosores y dibujos varios.
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-Recuerda
que los bigotes son filetes delgados
hacia los extremos y más gruesos en el centro. Se usan para separar el texto
del título
-Y el último detalle son
las orlas. Aquellos adornos que
sirven para enmarcar u ornamentar
algunos trabajos.
Como puedes ver,
existen elementos maravillosos que dejamos de sentir. ¡Vívelos! Que el ruido no
te deje sordo. Que el polvo no nuble tus ojos. Que la peste no obstruya el
olfato. Que las palomas no dejen de vivir.
Fuente:
-
Zavala Ruíz, Roberto. El libro y sus orillas. México. UNAM. 1995
Referencia.
-
Arquitecto Víctor Hugo Ruiz. “Las palomas, dañinas para los monumentos y la
salud pública”. La jornada. [En
línea]. Disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2004/03/01/eco-j.html.
Fecha de consulta: 10 de mayo 2014.
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