martes, 25 de febrero de 2014

Mensajes para el futuro. Control de lectura 3

Imagen tomada de: www.macosas.com





Con la esperanza de encontrar  un futuro, con la intención de expresar  una realidad, cuando la NASA lanzó en 1977 las dos sondas Voyager, introdujo en cada una de ellas,  discos de oro con información sobre la vida en el planeta. Sonidos de la tierra, música típica de una cultura, imágenes de existencia y una dirección detallada del Planeta azul,  son algunos referentes  que esconden los  soportes.
     No importa el material utilizado. Pueden ser de oro como el de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio; de cobre, como la descubierta en 2009 en Madrid, o de piedra (que data del siglo VII a.C), las cápsulas del tiempo tienen la misión de resguardar mensajes para el futuro.
     De acuerdo con ABC, los  recipientes herméticos son tan antiguos y tan habituales para el hombre, que se estima existen en el mundo más de 10mil “bombas de tiempo”.  Debido a su abundancia, en 1990 se creó la Sociedad Internacional de las Cápsulas del Tiempo (ITCS por sus siglas en inglés).
     Según la misma fuente, es posible distinguir cuatro tipos de guardianes  y mensajeros del mañana. Aquellas que fueron creadas  intencionalmente (como las del Voyager) y las que no (como ruinas de ciudades antiguas); y a las que se les designó una fecha específica para su apertura y su contraparte sin fecha de destape.
Discos de oro lanzados en las sondas Voyager.
Imagen tomada de: www.sindramas.com
    No obstante su categoría, todas enfrentan un mismo dilema: ¿qué tipo de soporte usar? Si las cápsulas pueden ser enterradas, pueden dejarse a la intemperie o lanzarse al espacio, ¿cómo hacer para que la información contenida no caduque? Es decir, quién nos asegura que las fotos no se consumirán o que nuestros futuros destinatarios contarán con los instrumentos suficientes para leer un disco duro, por ejemplo.
    Por esta razón,  según el diario español, se ha apostado por el papel como el sostén más viable para plasmar las peripecias humanas. ¿Por qué? Ya que para leer basta con  conocer un sistema de códigos lingüísticos, interpretarlos, entenderlos  y ¡voilá¡. Entonces, si el papel impreso, o mejor dicho los libros, son imprescindibles para guardar lo sucedido, para guardarnos, ¿no resulta necesario  elaborar una vigilante celoso de cómo hacer libros?
     ¿Qué necesitan saber las personas del futuro sobre la elaboración de libros? Indudablemente habría que remontarlos a la operación actual de las empresas editoriales.
    Con base en el texto Guía para la publicación de libros de Datus C. Smith, ex director de prensa de la Universidad de Princeton, un posible comunicado se conformaría de la siguiente manera.


Muy apreciable desconocido del futuro:
 Si necesita elaborar un conjunto de libros y difundirlos, este texto es para usted.

Primero debe saber que es sustancial que los libros que produzca sean de carácter regional. Es decir, que se elaboren desde el seno del lugar en donde vive. Esto conservará el saber natural de su comarca tecnológica; originará un apego a un estilo de vida, fomentará un sentimiento de pertenencia entre sus colegas y será una memoria de su presente, en comparación de nuestra idealización del tiempo venidero.
    Para la creación de los textos puede hacer alianzas (como las que estamos seguros, se siguen dando en ámbitos como la economía. Ya por la cercanía con otras comunidades o por elementos en común.
     Ahora, es necesario conocer que en el proceso de producción  intervienen cuatro fases y en cada una un aliado dirige operaciones varias:

1. La escritura y el autor
El autor o autores, son los encargados de crear las ideas que serán plasmadas. Inicialmente, debido a que el proceso no es asunto fácil, el productor de ideas posee “los derechos” en la material. Esto significa que puede decir qué hacer con su texto y en caso de que decida divulgarlo, es legítimo que reciba un beneficio monetario por su labor.
    Usted no puede publicar obras que no sean de su autoría. En mi presente, una institución se encarga de vigilar lo anterior (la Convención Internacional de Copyright). Estoy segura que en su actualidad, existe una fundación con similares fines.

2. La edición y el editor
El editor es el principal actor en la publicación de libros. Éste mantiene contacto con cada uno de los interventores en el proceso editorial: el autor, los impresores, los vendedores  y los ilustradores. Sus principales labores consisten en leer la obra del autor; presentar observaciones, si es necesario; y prepararlo para su impresión. En el  curso de la edición se prepara el texto para evitar errores y potencializar su venta (en mí presente, los libros se venden)

3. La impresión y el impresor
Después del trabajo de corrección y del diseño que  elabora el editor, el impresor se encarga de vigilar dichas modificaciones. Y  en la fase en que las letras se plasman con tinta en las láminas de pulpa de celulosa (papel), lleva a cabo las órdenes del editor. 
     La impresión debe ser de calidad (recuerde que nosotros obtenemos ganancias por la venta de libros) y debe tomar en cuenta técnicas para aumentar el atractivo del producto (añadiendo color, imágenes, colocando el tipo de letras adecuado y decorando con esplendorosos encuadernados)

4. Las ventas y los vendedores
El vendedor es el agente a quien se le entregan los libros terminados con el fin de que éste invite a su lectura. En mi caso, el vendedor compra los libros a un bajo costo y los ofrece a un consumidor, por una cantidad más alta. También puede situarlos en habitaciones especiales para la transacción libro-dinero (librerías).

Como podrá notar, el trabajo de elaboración de textos funciona en conjunto. Es un proceso que, en mis  días,  necesita una fuerte inversión y de estrategias claras; ya que, a la par que se tiene un cometido educativo,  la actividad económica también se hace presente.  Al final usted decide cuál de las dos intenciones guía la producción de sus libros.

Saludos desde el lejano pasado que un día fue el inmejorable  presente.


Tal vez como asegura el historiador William Jarvis, en el mismo sitio de noticias, mi mensaje no sea más que “basura inútil”; contenido que no necesitan los habitantes del futuro, pero, estoy segura, es una  inevitable  expresión de  realidad o una ambición de trascendencia”.

 
Imagen tomada de: www.adweek.com



Referencias:
-s/a. ¿Para qué sirve una cápsula del tiempo? El país. [En línea]. España. Mayo 2010. [Fecha de consulta: 25 de febrero 2014]. Disponible en: http://www.abc.es/20100507/ciencia-tecnologia-tecnologia/para-sirve-capsula-tiempo-201005071140.html
-Smith, Datus. Guía para la publicación de libros. Universidad de Guadalajara.  México. 1991. Pp 1-14



      




       

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